¡Bienvenidxs! Están leyendo la Edición #006 de Tinta y voz, mi newsletter sobre libros.
Esta semana escribí una reseña de La gente de arriba, de Aura García-Junco. Es un libro breve pero potente (y quizás ahí, en esa energía, radica una de sus mayores virtudes) que forma parte de la colección Vientos del pueblo del Fondo de Cultura Económica.
Como cada semana, al final del boletín están mis recomendaciones sobre música, cine y libros de la semana. 📚 🎶 🎬
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Ciertos libros destacan por sus silencios. Pienso, por ejemplo, en Nunca me abandones, de Kazuo Ishiguro, cuyas virtudes reposan en el movimiento parsimonioso de la trama, los grandes tormentos narrados con delicadeza y los giros de tuerca esparcidos con medida discreción.
Otros libros, en cambio, son deslumbrantes porque saben hacer ruido. La gente de arriba, de Aura García-Junco, es uno de ellos. Pocos relatos explotan el diseño sonoro con tanta eficacia. García-Junco lo hace con la pericia de Ben Burtt, el visionario que inventó el sonido de las espadas láser para Star Wars.
Un moribundo pulmón chirriante, un vecino con el tiple de una bruja, el argüende coral de los habitantes de un edificio raído, los maullidos reverberantes de un gato ausente, un viento que aúlla como lobo ante la luna llena. Estas son algunas de las notas de este pequeño artefacto acústico. Pero la cumbre de la hegemonía sonora es la alharaca de “la gente de arriba”: golpes, brincos, zapateos… un temporal de estridencias que proviene de la azotea del edificio Charlotte, el espacio donde transcurre la historia.
La gente de arriba comienza con un guiño a Orson Welles. Un hombre agoniza en una habitación inmunda y, mientras le exprime al aire sus últimas dosis de aliento, pronuncia —como si deseara personificar a Charles Foster Kane— una palabra tan breve como enigmática: “Eda”.
Muy pronto comprendemos que Eda Enríquez es la hija del agonizante. Su maltrecha situación financiera la ha conminado a ocupar el departamento que heredó de ese padre distante cuyos secretos la persiguen con insistencia espectral. La segunda persona se ha adueñado del relato. Esa voz narradora que le habla de tú a nuestra protagonista es impúdica y a ratos inquisitoria.
En sus Diarios, Alejandra Pizarnik describió con notable exactitud las sensaciones de un cuerpo sometido a la dictadura de la vigilia: “Estado peligroso de fatiga, insomnio y palpitaciones cardíacas. Me siento muerta, mejor dicho, un peso muerto, algo enormemente pesado, no mi cuerpo sino esto que se llama yo”.
En un estado similar se encuentra Eda tras un mes de vivir en el edificio Charlotte, bajo el yugo omnipresente de un escándalo que ya ha adquirido el grado de tortura. Encima, debe sobrellevar sus episodios de insomnio, cada vez más frecuentes.
En La gente de arriba, Aura García-Junco exhibe una vez más su destreza para extender la mirada a geografías remotas y pescar elementos que luego poblarán su escritura. Lo hizo en Mar de piedra —su segunda novela— donde ciertos aspectos de la cultura polinesia envuelven a una distópica realidad mexicana. Lo hizo también en Anticitera, artefacto dentado —su novela debut— donde su curiosidad viaja a las estrellas y también varios siglos al pasado.
La gente de arriba sigue esta línea con una mención al término Wabi-sabi. Se trata de un concepto japonés asociado a una manera de concebir la belleza, que pondera la imperfección y la conciencia de las fuerzas naturales. Esta alusión se volverá significativa en el punto climático del relato, cuando la autora nos revele por fin quién es la voz narradora que le habla de tú a Eda.
En 1975, el compositor John Williams nos enseñó que la herramienta más eficiente para anunciar un peligro mortal es el sonido. En Tiburón, dos notas nos alertan sobre lo inminente. Con La gente de arriba, Aura García-Junco ha confirmado que si la naturaleza cruje es preciso escucharla.
📚 Tres libros que recomiendo esta semana
La historia del mundo en 50 mentiras
No se trata de un sumario de las teorías de la conspiración que han modelado algunos estratos de nuestra visión de mundo sino de un breve muestrario de falacias que hemos dado por ciertas. De modo que, entre otras cosas, ya es hora de descreer de la existencia del rey Arturo, de la leyenda negra sobre la Inquisición y del oscurantismo intelectual de la Edad Media. El tono narrativo ayuda a comprender los mecanismos detrás de los relatos falsos que sirven para apuntalar una ideología.
Las vulnerabilidades
Nacida de una experiencia autobiográfica, esta novela retrata la condición de dos mujeres de realidades opuestas: una de ellas ha denunciado un abuso en las redes sociales, la otra ha acudido en su ayuda por mero desinterés. Una pregunta sobrevuela desde el arranque: ¿el altruismo puede desembocar en una relación de poder y dependencia? Sastre sugiere que mostrar nuestras vulnerabilidades puede interpretarse como un paso en falso pero también como un acto de generosidad y valentía.
Relaciones misericordiosas
El aclamado escritor húngaro reúne ocho relatos caracterizados por la mordacidad y la desconfianza hacia las pasiones humanas, que oscilan entre la perfidia y la traición. Un cazador que busca vengarse de sus vecinos, un grupo de personas a la espera de tomar un barco ante la vigilancia de milicias armadas, un hombre que intenta huir de sus perseguidores, son algunos de los personajes que cobran vida ante los ojos maravillados del lector.
🎬 Un tráiler
Interesante que una historia de resiliencia y el poder transformador del arte provenga de la imaginación de un realizador texano (Greg Kwedar), sobre todo si consideramos la situación política actual y la repulsión hacia las minorías que impera en aquella región del sur de Estados Unidos.
Sing sing se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Toronto el año pasado y la esperamos en cartelera para el verano de 2024.
🎬 Curaduría de esta sección: Airy Nicole
🎶 Una canción
El R&B y el soul contemporáneo tienen en la estadounidense Emiliy King a una de sus intérpretes boyantes.
La canción que les comparto esta semana se llama “Distance”. Se estrenó hace 10 años, en 2014, pero su sonido no ha envejecido. Suena tan fresca como si hubiera sido lanzada el viernes pasado.
¡Muchas gracias, Ángel!