Qué alegría darles la bienvenida a la Edición #007 de Tinta y voz, mi newsletter sobre libros.
Hace unas semanas escribí sobre el desafío de la brevedad, a propósito de una charla con Laia Jufresa. Esta semana volví al tema gracias a un libro que me deslumbró: El hombre crucigrama. Conversé con su autor, el músico y narrador Roberto Abad sobre la relevancia del silencio y sobre la dificultad de posicionamiento comercial del género.
Si llegan al final del boletín, encontrarán recomendaciones sobre música, cine y libros de la semana. 📚 🎶 🎬
Y aquí pueden leer las otras ediciones de Tinta y voz.
La microficción esconde una paradoja que podríamos expresar en términos newtonianos: la brevedad de un texto es inversamente proporcional al tiempo que le toma a uno digerir su significado. No es coincidencia que el laconismo de Confucio siga despertando curiosidades e incitando dilatadas reflexiones.
Si los atributos asociados a la escritura compitieran por el podio de los anhelos, el silencio se llevaría la medalla de oro. Nietzsche se refirió a él como “el camino hacia todas las cosas grandes” y el ensayista inglés William Hazlitt lo enarboló como “una de las artes más grandes de la conversación”. ¿Alguien se atreve a contradecir a los monjes tibetanos que atesoran el mutismo en un mundo estridente?
El escritor mexicano Roberto Abad pertenece a esa legión de creadores que procura el silencio. “Lo complejo de la escritura —dice Abad— es que exige concentración y, por lo tanto, escucha. Necesitas momentos de silencio para la microficción encuentre su esencia”.
Nacido en Cuernavaca en 1988, Abad es un esteta de la brevedad. Ha escrito relatos con admirable destreza (su libro Cuando las luces aparezcan da cuenta de ello), pero la microficción ha sido —hasta ahora— el terreno más fértil de su literatura.
En 2015 publicó Orquesta primitiva, una colección de narraciones brevísimas donde ya se palpaban el ingenio y la pericia en el manejo de la forma. Abad arriesgó la teoría de que un libro puede ser un concierto, y que un lector puede transformarse en un “escucha sordo”.
En su libro más reciente, El hombre crucigrama (UNAM, 2023), Abad estira las posibilidades del libro como artefacto narrativo, pero también como objeto: propone un juego cuyas reglas están diseñadas para quebrarse; un juego cuya esencia está en el texto mismo.
A primera vista, el planteamiento parece convencional. Un hombre se sienta a la mesa en una cafetería, pide un espresso doble, se quita el sombrero y piensa con parsimonia. A su alrededor, nadie. Entonces ocurre lo inesperado: el hombre comienza a narrar. El lenguaje se convierte en la medida de su existencia. “La palabra es, ante todo, una unidad de tiempo”, escribe Abad en una de las páginas del libro.
A partir de aquí, el hombre crucigrama encadena sus historias. A cada una le corresponde una palabra oculta. Será labor del lector —si decide jugar— revelar su significado.
A contracorriente
El microrrelato es un género esquivo e injustamente marginado de las estanterías y los catálogos editoriales. No obstante, logra que la realidad adquiera una forma decisiva: el universo condensado.
“Es algo suicida publicar un libro de microrrelatos”, me cuenta Roberto Abad. “Difícilmente vende igual que una novela. Pero al mismo tiempo es un género de fácil acceso. No te pide mucho y te permite entrar al mundo con un espíritu de gozo”.
Por sus singularidades —la concisión, el ingenio, el trasvase de significados—, la narrativa breve podría estar emparentada con la poesía y el aforismo. Cuando le pregunto al respecto, Abad me ofrece una alternativa: “La microficción es un animal extraño, un monstruo de varias cabezas”.
Quizás esa deformación de la identidad le permite convivir con un concepto a menudo desdeñado: el juego.
Roberto Abad defiende esa cualidad como una pieza insustituible de la narrativa breve. “El juego nos permite reconocer la etapa en la que fuimos más libres, cuando nos permitimos imaginar y arriesgarnos más. Hemos perdido eso al crecer. Hay que volver a ese espíritu y reconocernos en el juego. Este libro invita a que el lector reconozca esa paradoja, la asuma e intente asimilar el vacío”.
El epígrafe de El hombre crucigrama pertenece a Borges: “Yo creo que habría que inventar un juego en el que nadie ganara”. El hombre crucigrama se acerca a ese designio: es un acertijo de papel donde no hay vencedores ni vencidos. Sin embargo, uno sale de él con una deslumbrante sensación de victoria.
📚 Tres libros que recomiendo esta semana
La oveja negra y demás fábulas
Como las de Esopo y La Fontaine, las fábulas de Monterroso tampoco han perdido vigencia. Si esto es así, se debe a que, como observó García Márquez: “su peligrosidad se funda en la sabiduría solapada y la belleza mortífera de la falta de seriedad”. De esa peligrosidad también se dio cuenta un sorpresivo lector, Isaac Asimov, para quien estos textos “dejan cicatrices y por eso son provechosos”. En esta nueva edición, las ilustraciones enriquecen el libro.
La dama del lago
Luego de renegar de su papel de madre y esposa perfecta, la protagonista de esta novela se deja llevar por un torbellino de fuerte carga social. Con la ciudad de Baltimore en la década de 1960 como escenario, se embarca en la tarea de resolver el asesinato de una mujer, un hecho del que nadie quiere saber nada. El racismo, la lucha de clases, los llamados a la emancipación de la mujer, dan fuerza a un thriller que también funciona como retrato sombrío de una época.
El caso León Sadorski
Narrada desde el lado oscuro, el de los trabajos de inteligencia de un inspector alemán de policía en la Francia de la ocupación durante la Segunda Guerra Mundial, esta novela puede irritar a muchos lectores pero no deja de sorprender por la radiografía de un antisemita iracundo, orgulloso de su labor “de limpieza”. Slocombe, una figura de la contracultura europea, confronta los hechos históricos con los destinos individuales de quienes se sentían racialmente superiores.
🎬 Un tráiler
En diciembre de 1776, Benjamin Franklin ya gozaba de fama mundial por sus experimentos eléctricos, pero cuando algo puso en riesgo la independencia de Estados Unidos, se embarcó en una misión secreta a Francia para enfrentar el mayor desafío de su carrera política.
Con Michael Douglas en lo que promete ser una actuación de alto calibre, esta serie —que se estrenará en Apple+ el 12 de abril— está basada en el libro A Great Improvisation: Franklin, France, and the Birth of America, de la escritora estadounidense Stacy Schiff.
🎬 Curaduría de esta sección: Airy Nicole
🎶 Una canción
Hay algo en Laura Mvula que me recuerda a Nina Simone. Quizá sea esa capacidad dual de contenerse y dinamitar su voz, o la elegancia de su fraseo.
“Green Garden”, de 2013, es una de sus canciones más populares. La versión del álbum es fantástica, pero elegí compartir esta otra grabada en vivo, porque nos deja apreciar su exquisita técnica vocal.